
Por NEACONATUS
La Feria del libro de Oberá, Teresa Morchio de Passalaqua y Hugo Amable
Rosa Ema Peruzzo de Moreira, más conocida como “Quitita”, naciste en Uruguay, contanos una breve biografía tuya, ¿cuándo viniste a Argentina y cuándo comenzaste a transitar los caminos de la literatura?
Nací en Uruguay, específicamente en Dolores, pequeña y antigua ciudad, que por el 1520 era parte de la región de los charrúas y chanáes. Tuvo dos fundaciones, una en 1801 y la refundación por decreto virreinal en 1810 sobre la margen izquierda del río San Salvador,
Dolores en 1923 se hace ciudad con 3000 habitantes. Participó en 1811 del comienzo de la Revolución Oriental, que dio inicio a las luchas por la independencia. También Dolores dio al país dos presidentes de la República, en 1965 y 1872. Fue doloreño el Cnel. Timoteo Domínguez quien tuvo delicada misión de entregar la isla Martín García al gobierno argentino. También la destaco porque nuestro poema épico, TABARE tuvo como escenario al río San Salvador, y tuvo una poetisa importante, Iris de López Crespo que la registra Google.
En Dolores hice la primaria y secundaria, lo cual me dio parte de mi estructura personal y espiritual, De los 18 a los 38 años, viví en Montevideo y estudié en la Facultad de Derecho de la República, donde entre muchas cosas me dediqué a las ciencias sociales, y fui parte del Centro Latinoamericano de Economía Humana, una ONG que hoy es una Universidad de la Cultura. Se puede buscar en Google -por CLAEH- para comprender en parte, nuestro humanismo político-social.
¿Por qué te instalaste en Oberá, en qué año y cómo era el ambiente literario de entonces?
Vine a Oberá a fines de febrero de 1972, por razones de matrimonio con el Escribano Héctor Adolfo Moreira. De allí en adelante solo me dediqué a lo notarial y a mis dos hijos. No tuve contacto con la parte cultural literaria, a la que recién accedí cuando mi esposo falleció en 1994.
No obstante, siempre escribí como casi toda adolescente, y luego con motivo de mis hijos, pero sin intenciones de hacer literatura. Mi parte literaria tuvo comienzos con el taller literario del Prof. Hugo Wenceslao Amable en marzo de 1995 hasta diciembre de 1999, Fue una etapa inolvidable.
¿Cuál es el género literario de tu predilección, ¿cuál cultivás?
Empecé haciendo poesías, pero con características sociales. Luego de un tiempo me dediqué a la prosa, cuando Aurora Bitón comenzó con los Encuentros literarios y las Antologías Libro de Plata y Oro. Ese fue un momento de descubrimiento de que podía hacer algo más. Fue con una poesía que obtuve el Libro de Oro en el 2003.
La conociste, trabajaste y fuiste amiga de Teresa Morchio de Passalaqua, ¿cómo era ella?
Teresa fue una gran amiga. Mi primer contacto con ella fue profesional, La familia Morchio era clienta de la Escribanía Moreira y ella era parte de la sociedad que formaba con sus hermanos y su representante legal. Nuestras largas charlas tenían que ver más con lo jurídico que con lo cultural. Fue después, cuando en el año 1996 me integro a la Comisión de la Feria del Libro por pedido de Teresa a Amable y allí conozco su otro aspecto. Gracias a ella yo empecé a colaborar con la Feria sin saber que me iniciaba en otra etapa de mi vida.
Descubrí en Teresa su parte intelectual, que abarcaba muchos espacios. su experiencia de vida en tiempos de guerra, donde logró estudiar y doctorarse, su amplia cultura personal, su profesionalidad en lo que emprendía: estudios especiales sobre latín y lengua italiana, sobre Dante, sobre arte y filosofía. Fue cofundadora del Círculo de Periodistas “Ignacio Ezcurra”, la Feria del Libro, la colectividad italiana, el Grupo de lectura profunda que lleva más de 30 años reuniéndose Y escribió sobre distintos temas por 12 años consecutivos en nuestro semanario Pregón Misionero cuyos textos compiló en un libro. Fue Profesora Emérita de la Facultad de Artes. Teresa fue una persona necesaria a la vida cultural de Misiones además por su actuación en la Provincia como Directora de Cultura, como Profesora en la UNAM. Y en lo político social fue Cónsul Honoraria de Italia por muchos años. Seguramente olvido muchas de sus actividades, pero siempre la siento referente e inspiradora principal. Este año la Edición 45 de la Feria Provincial del Libro se dedica a Teresa a 100 años de su nacimiento.
También conociste a Hugo Amable, que tenía un taller de escritura, contanos algo de él.
Hugo Wenceslao Amable, el entrerriano de nacimiento, pero overeo por adopción, fue también una persona inolvidable de la que aprendí mucho, Lo conocía muy poco, solo a través de la radio LT13 nuestro único divertimento, y como cliente de la escribanía. El taller literario lo comenzó a instancias de Olga Zamboni que lo había iniciado el año anterior. Puso un aviso en Pregón y yo me sentí atraída. Tampoco me imaginaba el impacto que iba a tener en mí. Amable hacía honor a su nombre, como su esposa. Durante 5 años nos recibió en su casa todos los jueves. El grupo que se formó le fue fiel hasta el final y Amable dejó en nosotros la semilla de una amistad imborrable, el impulso por seguir escribiendo, el empuje para que todos editáramos un libro. Con él recorrimos los encuentros literarios de la Provincia, en una época que había 14 grupos. Por él fuimos conocidos en este medio. Su labor literaria es ejemplar y no debería olvidarse su aporte a la cultura misionera.
Sos el alma desde hace años de la Feria Provincial del Libro, el mayor evento de este tipo en Misiones; te pedimos que nos refieras a grandes rasgos esa experiencia, sobre todo contemplando su impacto en la población de Oberá y en la provincia, desde el punto de vista cultural.
La Feria se creó en 1978, en pleno proceso militar y logró sortear muchos obstáculos. Sus fundadoras, profesoras del Linneo y Teresa entre ellas, pensaron que Oberá no tenía ningún evento cultural importante y que una feria de libros era algo posible. La primera feria se hizo principalmente con libros que trajeron los inmigrantes y la primer disertante fue Olga Zamboni.
La continuidad de la Feria es algo que nos atañe a toda la comisión, pues cada una pone el esfuerzo y el entusiasmo como si fuera la primera vez. Yo entré a formar parte en el año 1996, gracias a Teresa Passalacqua, sin pensar que podía ser presidenta, y lo fui por tres períodos. Actualmente soy vice presidenta. Creo que tenemos un público que nos espera cada año y nosotros tratamos de darle lo mejor. El gobierno provincial y municipal ponen su aporte ya en dinero o en personal. Y muchas instituciones privadas también. Estamos en una etapa de recambio, porque los años no pasan en vano y queremos tener un grupo que asuma esta labor.
¿Cómo ves el binomio literatura-gente joven, en la actualidad frente a todas las técnicas innovadoras, las nuevas perspectivas, los distintos caminos y los modos de difusión? ¿Hay vasos comunicantes entre la creación intergeneracional?
Como persona de otro tiempo y generación que siente todavía conmoción por esta nueva “revolución industrial” y que tiene hijos de 48 y 50 años y nietos de 24, 22, 12, y 9, creo que a la fuerza todos debemos acomodarnos a los nuevos tiempos y técnicas, que después de la IA son viejos tiempos. Los escritores siglo XXI abordan otros temas, con otro lenguaje que ya ni se sabe si es chocante o no, pero que se consume como algo natural. El lenguaje que conocí en mi juventud, leyendo los clásicos y no tan clásico dio lugar a otro. Creo que fomentar el gusto por la lectura, por lo bello, por la bondad, con las nuevas técnicas, puede ayudar a los jóvenes a no tomar solamente ese atajo de lo fácil que por atajo que es, nos separa de la realidad. Facilitar la lectura, los tiempos, los modos no está mal. Los nuevos modos de difusión ya están instalados en los teléfonos, en la televisión en las compus, etc. y para los jóvenes son naturales. Si miro a mi alrededor, jóvenes y no tan jóvenes, veo que la mente y el espíritu, creando, son algo poderoso, y que quien es capaz de crear, es capaz de mirar al otro y de comunicarse a pesar de las distintas generaciones.
¿Creés que hay una crisis del libro? ¿O de la lectura? Te preguntamos porque el 10 de mayo se cumplirán 90 años de la quema de libros por los nazis ante miles de personas que adherían a la barbarie; y ahora en abril se cumplió un aniversario más (43 años) del incendio de un millón de libros del Centro de Editor de América Latina, por la dictadura cívico-militar, en el país. Ahora bien, quizás no hace falta quemar más libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende ni tiene capacidad de comprensión de texto, que no sabe y no le importa. ¿Cuál es tu opinión?
Atacar el mundo, su inteligencia, los libros, la vida en general, hemos visto y vivido que hay otras armas, como son inventar pestes, el COVID, las enfermedades que se pueden terminar si los laboratorios quieren. Pero hemos visto otros métodos más sencillos: acopiar alimentos, jugar con el aumento de precios sin necesidad. No hacer pozos de agua, dejar que las calles sean el dormitorio de millones de personas, etc. Los militares han pasado a otro plano de confort, donde tal vez lean, lo que es preferible y los han desplazado corporaciones civiles que acumulan riqueza gracias al hambre y la pobreza que crean. Los invisibles de siempre, los pobres, podrán leer los pedazos de diarios tirados en la basura.
¿Cuál es tu criterio para gestionar los recambios generacionales en instituciones vinculadas al libro, como la Sadem, las Ferias del libro o las bibliotecas públicas?
Crear un voluntariado del libro es difícil. Nosotros, la Feria del Libro, necesitamos gente nueva, que renueve estructuras, que haga, que se interese, como docentes jubiladas, o jóvenes que les gusta la lectura. Todo esto es difícil, Por eso hemos llamado a todos los escritores, en principio obereños, registrados o no a la SADE, a asociarse a la Feria, y les hemos ofrecido un lugar físico para sus reuniones. Creo que el contacto, el vernos a menudo, en hacer reuniones que nos interesen a ambos, podría ser una buena forma de recambio. El tiempo lo dirá
Para tener en cuenta. En el barrio Norte de esta ciudad, fundamos una Biblioteca “Dra. Teresa Morchio de Passalacqua” atendida por empleados municipales y pagados por la Municipalidad. Anualmente y para el cumpleaños de Teresa hacemos concursos con premios. Y en otras festividades llevamos regalos. También viene una docente que ayuda a los chicos del barrio. A pesar de ello es difícil asociar y acercar lectores.
Agradecemos a Walter Tresols su aporte.
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