Conatus significa prepararse, intentar, esforzarse en, acometer, disponerse a. “Cada cosa se esfuerza, en cuanto está en ella, en perseverar en su ser”, eso era para Spinoza el conatus. Posee la idea de autoafirmación, la voluntad de vivir. Conatus es deseo. En nuestro caso es apetito consciente, la potencia, el afán de que la misma literatura vuelva una y otra vez en ser ella misma renovada, rediviva, cambiante, dinámica, activa, siempre alerta. Hemos elegido este nombre para el espacio porque es un principio de “inercia ontológico” de la propia literatura.
En tiempos de crisis total de la sociedad, de valores, tecnología, escritura y lectura. Cuando se incorporan nuevas sensibilidades, nuevas palabras, nuevos temas, creemos que no puede haber una literatura que asegure su propia existencia, su conatus, sin una profunda y amplia reflexión. Todos los géneros y estilos deben ser revisados, también los modos de publicación y difusión, la relación autor-lector, las políticas culturales, etcétera.
¿Por qué no polemizar en o con nuestro trabajo? ¿Por qué no podrían hacerlo los propios escritores, junto con el ambiente todo que rodea su producción, sean hojas sueltas, videos, libros, redes sociales, talleres? ¿Es que la literatura misionera y regional hace todo bien? ¿No tiene nada que alegar? Aunque las obras sean producto individual, poseen implicancia social y su impacto va desde el autor hasta el lector, pasando por un sinfín de personas intermedias que tienen que incluirse en el universo de la literatura. Correctores, editores, críticos, ilustradoras, fotógrafos, diseñadores, imprenteros, bilbiotecarias, profesoras de Letras, estudiantes, librerías, correctoras de estilo, distribuidores…
Nuestro título se empeña (conatus también es empeño) en esa porfía, sobre todo en Misiones, pero también en el nordeste argentino, por eso el prefijo NEA. Estamos convencidos que nos debemos una relación más estrecha con las otras provincias de la región, porque de esta manera nos enriqueceremos colectivamente.
Nuevas formas de ser y estar
No vivimos en medio del coronavirus, ni morimos por él. Actualmente, vivimos y morimos por un hecho social total. Existe una crisis completa que atraviesa el cuerpo entero de la humanidad, de la cual la pandemia es la expresión biológica enfermiza de la globalización. Pero hay otros indicadores del brete en el que está comprometido el planeta: la devastación del Medio Ambiente, la inmensa concentración de la riqueza (el 1% de la población posee lo mismo que el 99% restante), los desplazamientos masivos y las guerras, la dificultad del acceso al agua potable (en promedio la distancia es de 6 kilómetros para cada habitante de la Tierra), las hambrunas continentales, la violencia de género y las discriminaciones étnicas y por diversidad, para ir comenzando… Ahora, en lo inmediato, nos preocupa la Covid-19, pero debemos ver el resquebrajamiento mundial de un orden que ya antes era precario e injusto para tratar de comprender el dilema de nuestra contemporaneidad.