La literatura como herramienta sensibilizadora

Por Carlos Piegari

 Honrado de haber participado en el encuentro TRES SIGLOS DE EXPERIENCIAS AMBIENTALES. Junto a Aida Tricio, Amado Martínez y Renard Cura el 12 de mayo en el Parque Rural. Un evento con un público ávido de expresarse, gestionado por Anahí Fleck con un equipazo de producción. Comparto mi aporte por si sugiere algún nuevo punto de vista, que nos acerque a la literatura como herramienta sensibilizadora sobre el medio ambiente.

El desarrollo de la escritura y la alfabetización promovieron cambios exógenos y generaron un cierto aumento de empatía humanista. No me refiero a los mensajes pontificadores ni a los sermones iluminados. La ficción puede ayudarnos a cambiar la sensibilidad de la gente, guiarlas para que sean conscientes de sus propias insensateces.

Sin duda, en cada momento de la Historia, la literatura acerca del abolicionismo de la esclavitud, las nuevas perspectivas de género o los derechos humanos, en algún porcentaje favorecieron avances y transformaciones. Con respecto al ambientalismo, no quiero decir que, con leer un libro de jardinería, correremos a abrazar árboles y besar plantas. Porque estaríamos cercanos a la literatura de autoayuda, en plan “tu puedes detener el cambio climático”. Es un fraude del mercado editorial, porque todo es mucho más complejo que la mera declamación individual y/o bien intencionada. Es un proceso de concientización colectiva. 

En primer lugar, comienzo por mi experiencia personal, al escribir mi primer libro (Kitschfilm) que fue publicado en España. Al desarrollar una docuficción sobre un personaje peculiar que destacó en la provincia como ornitólogo y persona muy ligada al medio ambiente, me refiero a Adolf Neunteufel. Tuve mucho que leer sobre el ecosistema del Alto Paraná, y aprendí que las reservas de oxígeno y agua más grandes del mundo se atesoran en esta región y sobre los intereses internacionales que rondan. Aclaro que cuando digo que Adolf Neunteufel es un personaje difícil de abordar, me baso en que fue capaz de estudiar el comportamiento de la avifauna regional con gran esmero, pero también fue un depredador metódico, ya que desde 1932 a 1940 cazó, cuereó y embalsamó cientos de animales en Paraguay. El Adolf Neunteufel que conoció Misiones, el pintor naif de la naturaleza, entra en escena en 1946.

En el segundo libro, Summa Baiulus, ya publicado en Argentina, me metí con el antropocentrismo y su manía de considerar a la ontología como un sistema de clasificación de todo lo que es, que sitúa al ser humano en la cúspide y, de allí para abajo, el resto de las cosas. Entre ellas la naturaleza.

Pero, ya es momento de mencionar otras vinculaciones entre literatura, sociedad y medio ambiente. A través de mi gran amigo Alberto Szretter tomo contacto con el poeta Luis Oyarzún, y su ensayo publicado póstumamente en 1973, en Chile, titulado Defensa De La Tierra, donde desde un gesto ecocéntrico (no antropocéntrico), se refiere a los excesos del desarrollismo en el país trasandino.

Comparto algunas líneas de su libro:

La tierra es tu retrato. Mírate en esos cerros secos, agrietados, satánicos. Aquí no brotan semillas. Ni, siquiera malezas. ¿No es tu propio rostro?

He pensado varias veces escribir un triste desolado poema sobre la sequía,

para hombres de mirada vegetal, virgiliana o agrícola, no hay catástrofe peor.

Lo interesante de esta historia es que Nicanor Parra publica en 1982 Ecopoemas, donde denuncia el consumismo, la contaminación y la destrucción del planeta. El escritor había sido amigo de Oyarzún, y unos cuantos años después, en 1997, el poeta propuso una suerte de homenaje a su compañero por proteger airadamente a la Tierra de la catástrofe climática, que los mismos hombres, o unos pocos hombres en supuesta representación de los otros muchos, producen.

El antipoeta chileno ansiaba defender al planeta más allá de las instituciones y orientaciones políticas partidarias, fue uno de los primeros escritores en manifestarse en este sentido. Había ya en ese entonces una lucha por la orientación ético-estética en sus versos, por hacernos dignos de la belleza y de la vida en la Tierra. Pero los pueblos, sobre todo la ciudadanía olvidada por los gobiernos en este tema, tarda en asimilar las cuestiones.

Algunos versos de la obra de Nicanor Parra:

CONSUMISMO

derroche

despilfarro

serpiente que se traga su propia cola

dice:

proletarios

versos

burgueses

léase:

pacíficos peatones

versus

asesinos del volante.

PEATONES

Héroes

anónimos

de

la

ecología

El error consistió

en creer que la tierra era nuestra

cuando la verdad de las cosas

es que nosotros somos de la tierra

En esta orientación, la ecopoesía del chileno configura una especie de performance y afectividad del disentir político. Porque todas estas manifestaciones desde antes de Nicanor Parra, hasta Greta Thunberg, son expresiones políticas. No hay que tenerle miedo a esta palabra, porque sin políticas públicas y privadas, no se puede cambiar, ni siquiera paliar, la desesperante situación de la población mundial.

Muchos ven como una moda editorial, una importación anglosajona, a la nature writing, es decir, la literatura de la naturaleza. Sin embargo, es un género que goza de una larga y rica tradición, por lo que también ha sido entendida como “literatura rural”, y que en los últimos años ha vivido un auge debido a la preocupación ambiental, y los temas ecológicos, basada en una recuperación del interés en la relación y el vínculo emocional de los seres humanos con la tierra.

El contexto ambiental atraviesa la obra de grandes autores. Shakespeare, Tolkien, Quiroga no escriben sobre “la naturaleza”, sus relatos suceden en “la naturaleza”.

Algunas obras merecen ser mencionadas en particular.

Naturaleza, de Emerson

Naturaleza es el ensayo más representativo del pensamiento de Ralph Waldo Emerson. En él expone los principios de su filosofía, que fue de gran influencia en otros escritores.

La metamorfosis de las plantas, de Goethe

“Quien aspira a reconocer y describir algo vivo busca ante todo desentrañarle el espíritu”, escribió el genial escritor alemán, ahí está la naturaleza como un desafío.

Los árboles que nos quedan, de Ramón Andrés.

Una persona de sensibilidad exquisita a quien supe conocer en Barcelona, pues compartíamos un espacio de trabajo. Un libro distinto, sobre todo en su forma: no es prosa. Sus versos muestran un modo de pensar la naturaleza no como un otro, sino con las personas como integrantes de ella, pero no ahorra la cara menos bucólica de una realidad dura y cruel.

Y actualmente me encuentro estudiando la obra del filósofo Timothy Morton. Que plantea que ha llegado un tiempo de solidaridad ineludible con lo no – humano.  

Para cerrar mi intervención, mencionaré que uno de mis intereses literarios, que desde hace unos años me moviliza, es lo que yo llamo El Neo Gótico latinoamericano y litoraleño. Una clase de relatos que surgió en Inglaterra a finales del siglo XVIII, relacionados (en cierta manera) con el género de terror y la literatura fantástica. Mariana Enríquez sería nuestra estrella pop internacional. Bueno, traigo a colación esta referencia porque en un tiempo donde debemos convivir y administrar los miedos cotidianamente, surgen factores ambientales muy peculiares. Uno es constitutivo del género literario: El territorio. Desde el suelo donde están sepultados los muertos ancestrales de nuestros pueblos originarios, hasta los vaciaderos de basura donde se queman a cielo abierto las víctimas del narco. Y el cambio climático que ya es el horror que llegó para ponerle fecha de caducidad al planeta y a nosotros. Ya existieron 5 extinciones masivas en La Tierra, se predice la sexta que, con el actual ritmo de destrucción humana de la biósfera, la mitad de las formas de vida se extinguirán en 100 años. Y allí estarán nuestros condenados descendientes. Espero que quede alguien que pueda escribir un libro.

Para finalizar proyectamos un breve video. En Israel se captó este maravilloso fenómeno natural, pájaros volando en diferentes formaciones. Los científicos trataron de descubrir cómo hacen para volar así y concluyeron que:  sólo es posible si cada ave puede hacer alrededor de 100 millones de cálculos matemáticos en 1 segundo, para no chocar entre sí. Dios es la naturaleza. https://www.tiktok.com/@alejandrobc_/video/7222910589809544453

Los escritores hacen literatura como estas aves. Las palabras son miles y el escritor las hace volar sin chocarse. Van formando figuras (oraciones, relatos) en la página, que es el aire, el cielo. Apoyándose unas con otras. Así de enlazados y libres, deberíamos actuar los seres humanos en la Tierra.

 

 

 

 

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1 Comment

  1. La gente quiere estudiar y/o terminar sus estudios después de escucharlos! Más sensibilizado q eso no se si hay. Amor por la ciencia, la literatura y la naturaleza. A vivir, q la vida pide sólo eso. Ser vivida. Gracias 😊

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