
Ante un comentario que le hice a Juan Basterra sobre unos apuntes que había escrito sobre “La Polio”, novela de Miguel Ángel Molfino, es que hoy me animo a escribir algunas impresiones sobre el texto en cuestión.
Compartiendo una experiencia de escritura robótica desde la deep web, internet profunda.
A quienes hemos nacido en los años anteriores al segundo pico de la enfermedad que hizo estragos en nuestro territorio nacional e internacional, su título nos pone en situación de alerta y de incomodidad.
Somos la generación de las bolsitas de alcanfor, el pulmotor, las camionetas de Alpi, nacimos al fuego de las reivindicaciones a nivel mundial de derechos civiles, sexuales y de la explosiva experimentación científica en laboratorios y en las tribus juveniles de todo tipo de alucinógenos que expandieran las orillas de la conciencia. Éramos niños en etapa de crecimiento cuando sucedió, ya en la escuela primaria vimos los efectos que produjo en los cuerpos de niñas y niños. Nacimos analógicos. Hoy transitamos la hibridez analógica digital que nos empuja a nuevas búsquedas narrativas.
Para poder experimentar la navegación en la deep web se debe instalar un VPN (red privada virtual) para poder poner en marcha el navegador Tor para Android.
Por si acaso y ante el requerimiento de mi búsqueda, es preferible que se encripte la información.
Me zambullo y busco asesinos seriales en Argentina, porque de eso trata “La Polio” y a mi entender de mucho más. “El Sátiro de San Isidro”, “El Ángel de la Muerte”, “El vampiro de la ventana”, “Maté 8”, “Petiso Orejudo”, “Yiya Murano”, “El loco del martillo”, entre otros. De Roque Onnis “La Polio” ni noticias.
No me aporta demasiado la búsqueda en estas zonas navegables donde no existen las prohibiciones. De la poliomielitis solo datos de los estragos que hizo la enfermedad a nivel mundial.
Ajusto la búsqueda sobre literatura de ficción y la enfermedad específica en Argentina y comienzan a aparecer algunos comentarios muy débiles.
Decepcionado por mi ignorancia ante semejante océano de información en el cual no logro encontrar nada que no aparezca en la web tradicional y a punto de abandonar, mi teléfono comienza a girar en sentido contrario a las agujas del reloj, levanta temperatura emanando gases de olores que no percibe mi memoria olfativa.
Mi teléfono se calma y recibo un alerta en mi gmail. Es un pdf sin autoría conocida. Lo abro con desconfianza pero lo abro.
Corto y pego lo que recibí. Y es lo que comparto a partir de este momento.
Veo que es un blog pero como es privada la red es imposible rastrear su origen. Ahí vamos entonces:
- No decimos nada nuevo acerca de Molfino, solo afirmamos que su logrado corpus estético- literario está influenciado por: la novela policial, el cine noir, el gore, el realismo sucio, el pulp fiction y la multiplicidad de lecturas que han cruzado su cuerpo vivencial en el desarrollo de su vida intelectual y cotidiana.
- Arthur Miller decía que un escritor cuando se sienta a la máquina de escribir, lo primero que aparecen son sus influencias. Somos agua, masa muscular, esquelética y textos.
- En la novela en cuestión observamos entre otros ítems: Niños asesinados con mutilaciones y cuchillazos espantosos, un detective privado es financiado por un empresario porteño que busca venganza, un asesino serial que se mueve entre provincias, un comisario inspector, etc. En la búsqueda y caza del sociópata durante cuarenta y seis movimientos-capítulos nos enfrentamos a una narrativa estremecedora y de altísimo nivel escritural en el tratamiento del lenguaje. Solo para ejemplificar (no spoilear) desde el movimiento 13 al 17 (por hacer un corte, sabemos que todo corte es arbitrario) nos encontramos con páginas y situaciones de una maestría literaria realmente excepcional.
- Durante los cuarenta y seis movimientos-capítulos se desarrollan relaciones y actos de sodomía, abuso infantil, adicciones a drogas fuertes, prostitución, etc.
- Carecemos de conocimientos analíticos para enfrentar un texto tan revulsivo, tan fuera de morales convencionales aceptables para poder darnos una explicación sobre como el horror puede producir goce literario liberador.
- El autor sabe que jugar es fundar un orden, establecer acuerdos al decir de Gabriela Scheines, y juega en experimentación creando un orden social – crea un pueblo- una trama de convivencia societaria, una geografía en donde suceden cosas extraordinarias a los ojos del lector turista, pero que a sus habitantes les parece normal en su vida diaria.
- La Dorila a orillas de un río en territorio chaqueño. En el pueblo viven personas con sus historias, con sus pesares, con sus desdichas y sus intrigas.
- En la Dorila hay un sitio muy particular Hogar Klappen Hospedaje donde descansan y se alimentan circunstancialmente personas de paso, es el caso de Markus el Mago que conoce las artes de la resucitación y las técnicas de las clarividencias e iluminaciones, personaje que la delicada en modales y cultura general señora Klappen observa con sus ojos alucinados, su sexo humedecido y su corazón en taquicardias durante sus presentaciones en el centro cultural del pueblo donde despliega Markus el conocimiento empírico del funambulismo.
- Personajes que deambulan en el pueblo como González, alma en pena que aparece en la nocturnidad de los montes cercanos a la Dorila transformado en perro con un solo ojo emulando a un Polifemo del litoral. Los sapos pegan alaridos, o la mujer que mensualmente corre por las calles de la Dorila encendida una tea humana pero que a ningún habitante le llama la atención. La muerte llora y se huele a sí misma.
- Todos los personajes de la novela de Molfino tienen sueños y estos son espeluznantes.
- Mientras asola la desdicha pueblerina, el asesino evoluciona cercano tratando de atenuar su sed de muertes. En las tórridas siestas las víboras se envenenan unas a otras sin ninguna culpa.
- En la Dorila, Dios y el Diablo, no son los que se enfrentan moralmente, sino el bien y el mal que es capaz de hacerse el hombre por diferentes motivos y creencias. Amor, resentimiento, dolor, traición, desamor, abandonos, guerras de exterminio, envidias, egoísmos, etc.
- “La Polio” conjuga una cartografía de afectos que conviven con otra compleja cartografía del mal. Así como nos genera momentos de afectos a los personajes nos violenta a despreciar a otros por la incomodidad que nos pone como lector.
- Cada movimiento-capítulo abre una especie de cajas chinas, donde la infección del buen escribir va en aumento a velocidades que el algoritmo no puede medir.
- Los personajes en su autonomía nos piden a gritos que formemos parte de la trama, nos comprometen, nos ponen de cabeza interpelando nuestras creencias éticas.
- De los 46 movimientos de “La Polio” todos generan la perplejidad e incomodidad al pasajero en un avión ante un frente prolongado de tormentas eléctricas y turbulencias semánticas.
- Miguel Ángel Molfino es un observador minucioso de la fuerza del contrincante-lector, -a modo de combatiente de artes marciales- estudia minuciosamente al adversario a través de su ritmo narrativo musical-secuencial, haciéndolo cómplice -en este caso- el lector es un administrador de su propia fuerza narrativa.
- “La Polio” inspira entre otras cosas: una gran fiesta electrónica-performativa a orillas del río Paraná, con el agite chamamecero y rockero de los “Insomnes Síquicos” de Curuzú Cuatiá, la cumbia santafesina de “Los Palmeras” a modo de sanación musical a los habitantes que componen el universo imaginario de tanta desgracia, infelicidad e infortunio, de amores y de asesinatos.
El punto anterior es el último de esta experiencia de web profunda en busca de información y análisis en este caso remoto y seguramente hecho por algún algoritmo en sus complejas conjugaciones globales. Muchas de las reflexiones del blog anónimo fueron desechadas porque estaban en lenguas desconocidas. Mi teléfono toma su temperatura normal, pero los olores no definidos que emanaba me recordó que en “La Polio” el olor, los olores que perciben los personajes en las diferentes situaciones conforman un protagonismo importante. El olor es un personaje.
Para mí la experiencia fue muy interesante aunque, me dejó un serio problema seguramente por navegar zonas peligrosas.
La misma es que mi caja de ahorro fue vaciada y mis tarjetas de crédito han quedado sin saldo.
“La Polio” además de ser una excelente novela, es una metáfora potentísima del acontecer político-cultural de nuestro continente, donde el mal la mayoría de las veces, se mueve en nuestros territorios -aún no emancipados- con total impunidad.
The End.
“La Polio”. Colección “La tierra sin mal” Editorial Contexto. Chaco, República Argentina.
Daniel Omar Luppo. Escritor, gestor cultural. Reconocido articulador cultural internacional. Jurado permanente y asesor de importantes proyectos de plataformas culturales, y mercados de artes escénicas y culturales de América, Europa y Asia.
Convocado por la Editorial Contexto de la Provincia del Chaco, dirige la Colección Internacional Iberletras, Argentina, Cuba, España, Colombia, Uruguay, México, Paraguay, convenio con el Otoño Cultural Iberoamericano. Huelva. España. Codirige “Literaturas del Chaco Argentino Paraguayo”.
Editorial Contexto en coedición con Servilibro de Asunción. Paraguay.
Actualmente se desempeña como Asesor Externo del Instituto de Cultura del Chaco en Relaciones Culturales de Cooperación Internacional.
Da un un placer raro leer esta reseña de Omar. Si el autor vuelca tanta cosa en su libro, interesa ver como lo cuenta Omar a ese libro que se mueve como un raro engranaje, en movimientos que atrapan al lector como al escritor de la reseña, cuya cuenta fue vaciada. Una reseña en formato cuento, muy loco, muy bueno…
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